Nos guste o no la huella digital no perdona, somos lo que Google dice de nosotros. Eliminar del buscador contenido que perjudica nuestra reputación online es una tarea ardua que requiere estrategia y tecnología.
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Nuestras actividades en línea han tejido una intrincada red de información sobre nosotros, conocida como la huella digital. La huella digital se ha convertido en una extensión de nuestra identidad online, desde las búsquedas en Internet hasta las interacciones en redes sociales, cada click, comentario y publicación contribuye a su conformación.
Uno de los principales actores que moldea esta huella digital es Google, cuyo omnipresente motor de búsqueda tiene un impacto profundo en cómo los demás nos perciben. Pues, aunque muchas personas son conscientes de que sus acciones en línea pueden ser rastreadas, a menudo subestiman el alcance total de su huella digital y cómo puede influir en su reputación online y oportunidades futuras.
Google: El Oráculo de la Era Digital.
Cuando se trata de buscar información en línea, Google se erige como el líder indiscutible. Su motor de búsqueda indexa miles de millones de páginas web y presenta los resultados de manera que influye significativamente en la percepción pública sobre una persona, marca o entidad. Los primeros resultados de búsqueda suelen ser los más influyentes y, en muchos casos, pueden definir la primera impresión que alguien tiene de nosotros.
Si el contenido es negativo ¿Es posible borrarlo?
Quitar contenido que se aloja en webs que no son de nuestra propiedad o control, como agencias de noticias, periódicos, revistas, blog ajenos, otros perfiles de redes sociales, etc., no es fácil. Si bien, podemos cumplimentar el formulario que Google pone a disposición para solicitar la retirada de algún contenido del motor de búsquedas, ello no quiere decir que lo vaya a hacer y, en general, es un proceso largo y complejo.
Como avisa Google: “busca el equilibrio entre el derecho a la privacidad de la persona que la ha enviado y el derecho del público general a tener acceso a esa información, así como el derecho de otros usuarios a distribuirla”. No hay que olvidar que en el fondo Google a lo que se dedica es a generar tráfico, por lo que a la hora de borrar contenido su política de gestión se va a inclinar más hacia el lado de defender la libertad de expresión que el derecho al olvido.
¿Qué es el derecho al olvido?
Es el derecho de una persona o empresa a obtener la eliminación de una determinada información, particularmente en el contexto de Internet, al tratarse de una información no actualizada o que afecta de manera negativa a la reputación. En Europa, desde 2014 los buscadores tienen la obligación de eliminar de sus listas de resultados aquellos enlaces que violen ciertos derechos de un ciudadano o empresa, a petición de éste, debido a una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
El derecho al olvido queda limitado por el ejercicio de la libertad de expresión e información, y su aplicación está en manos de las autoridades de protección de datos o los tribunales de justicia. Así, tiene que sopesarse el derecho a la libertad de expresión, de prensa e información, de privacidad de datos personales, si de lo que se trata es un contenido difamatorio, que va contra el derecho a honor para en función de ello emplear las herramientas legales de ámbito civil y penal que corresponda.
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¿Qué hacemos cuando el contenido nos afecta negativamente?
No hay fórmulas mágicas. Lo que hay es un combinado de elementos que garantiza que, si se trabajan de manera conjunta y adecuada, en un plazo de tiempo acorde se conseguirá al menos que no aparezca en la primera página del buscador. Desplazar enlaces de contenidos perjudiciales para que bajen de los primeros puestos y quitarles visibilidad requiere una estrategia combinada de los siguientes aspectos:
1. Trabajar el SEO. Emplear técnicas de posicionamiento SEO sobre anclajes de RRSS o sitios web propios que optimicen los resultados en los buscadores.
2. Estrategia de contenido. Desarrollar nuevos contenidos de sentimiento positivo o neutro e impulsarlos.
3. Posicionar contenido de terceros ligado a nuestros intereses.
4. Trabajar el SEM. Valorar la posibilidad de utilizar publicidad en buscadores.
5. Monitorizar. Hacer un seguimiento continuo de Google, redes sociales, blogs y las palabras claves de búsqueda de nuestro nicho para identificar nuevos riesgos.
Si se trabaja una estrategia que combine estos elementos junto con aspectos tácticos de prevención se logrará en un margen de tiempo reducido desplazar el contenido y proteger la reputación online. Pero nunca hay que olvidar que estamos ante un ecosistema de interacciones y algoritmos por lo que frente al riesgo reputacional siempre hay que estar monitorizando para actuar al menor indicio de daño reputacional.
Si tienes un problema de reputación online, te invito a que tomes contacto con nosotros, podemos resolverlo.
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